En Las almas
del pueblo negro, Du Bois hace
una referencia explícita al concepto de lo bueno, lo bello y lo verdadero;
alineándose en esa tradición de idealismo platónico, que explica su propia fe
en abstracciones como el socialismo de comienzos del siglo XX. Hay que tener en
cuenta que cualquier alineación entre las culturas negra y blanca de los
Estados Unidos es sobre todo puntual; ambas responden a determinaciones
distintas, incluso opuestas entre sí por la función complementaria en que se
relacionan políticamente. De ahí que como desarrollos sean asincrónicos, no
importa si eventualmente se alimentan una a la otra; ya que en definitiva,
comparten el mismo espacio, tanto física como temporalmente, y por tanto
interactúan entre sí.
Son sin embargo fenómenos separados, por ese mismo y
persistente velo negro al que tanto se refiere el mismo Du Bois; y sólo pueden
elaborar una masa crítica suficiente, en esta especie de existencia paralela,
como base sobre la que luego se establecerá una tercera; esta como desarrollo en
que se culminan estas dos anteriores, sistematizando aquellas relaciones anteriores;
partiendo de su respectiva puntualidad, como una base propia para ese nuevo
desarrollo como sistematización.
De ahí que el pensamiento de Dubois no responda a la
escuela pragmatista, que se desarrolla con la segregación de una élite
intelectual norteamericana; el mismo Dubois, como todo otro negro de su
momento, tiene que alimentarse en la tradición directa y abierta del
institucionalismo europeo. Sólo que ese desarrollo será contradictorio, no sólo
en su mimetismo de principio, sino también en su extemporaneidad; respondiendo
a otras condiciones que no le son naturalmente propias, como el esfuerzo
sobrehumano en que pueden realizarse.
Eso es lo que se observa en esos desarrollos, de
cualquiera de esas lumbreras de la ilustración norteamericana negra; todos
exigieron esfuerzos excepcionales para poder realizarse, desde dueños
asombrosamente generosos a comunidades que sufragaron sus estudios. Esa
excepcionalidad es la singulariza todos esos desarrollos, especialmente
sensibles a futuras exploraciones; como las que le van a imprimir las otras
vertientes, desarrolladas a ese interior de las élites intelectuales blancas.
Esto es lo que explica la capacidad singular de Cornel West,
para hacer esa lectura también singular, en estos trabajos; pudiendo revertirse
como otra determinación, sobre esa misma tradición del pragmatismo
institucional de la que proviene. De ese modo, el pensamiento original negro
norteamericano será otro desarrollo de la tradición idealista occidental; que
por esa peculiaridad de su propia circunstancia es que puede evolucionar en un
fenómeno paralelo, sujeto a otra interpretación de Occidente.
Esto también que explica esas simpatías de Du Bois con el
socialismo, que es el socialismo del socialismo del siglo XIX; es decir, un
socialismo teórico, que al momento de su visita a la URSS ya mostraba su
inconsistencia práctica. Aún en ese momento, Dubois simpatiza con la parte
todavía teórica de ese modelo político; en especial la prioridad que se le
otorga al trabajador como protagonista de la sociedad, altamente simbólica; y
que en ese simbolismo puede reconocerse en los diferentes desarrollos ideológicos
modernos, sin traducirse nunca en un protagonismo político efectivo, siempre
monopolizado por el partido.
Respecto al socialismo de Du Bois, debería llamar la
atención su falta de suspicacia ante el elemento religioso; que él mismo
reconoce y postula como fundamental, en la formación cultural del hombre negro
como ente político autosuficiente. Solamente eso ya
es suficiente para matizar este acercamiento suyo al socialismo, que no es
filosófico o ideológico en rigor; porque él parte de una comprensión del valor
positivo de la determinación religiosa, no de su crítica y negación.
Du Bois es el fruto de su formación, que es europea y
tradicional, y desde la que va a comprender la realidad norteamericana; y esta
interpretación va a ser valiosa por el nivel de especialización objetiva, en el
proceso de emancipación del hombre negro. De ahí que pueda proveer esa base
crítica, sobre la que posteriormente puede volcarse el pragmatismo maduro de Cornel
West; mejorando su propia comprensión del problema original, al incorporarle
los elementos cognitivos que le aporta la perspectiva pragmatista.
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