Thursday, January 21, 2016

Simparelé, o el amor de los blancos

Por Ignacio T. Granados Herrera

En una entrevista sobre Humberto Solás, su fotógrafo y compañero explicó la frustración del cineasta obligado al realismo banal del socialismo; de ahí cierta sequía, de la que podría haber salido con una propuesta del ICAIC, un documental sobre la cantante haitiana Marta Jean Claude. Sin embargo la propuesta no fue revitalizante, sino que por alguna razón el cineasta la consideró humillante; y a esa rara circunstancia se debe un documental como Simparelé, una epopeya sobre la cultura haitiana que esquiva su pica en Flandes que fue Marta Jean Claude. ¿Por qué Solás se sintió humillado por una propuesta así, hasta el punto de desviar la propuesta hacia una apología abstracta de lo negro?; es decir, ¿por qué rehusaría entrar a la vida de una persona negra en concreto, pero no así la abstracción de la negritud?

Son estas las ambigüedades que hacen sospechosa la atención de los blancos, en un contexto cultural tan dado a la doblez como el cubano; en el que los negros tienen papeles pre asignados, a los que deben atenerse so pena de caer en el más siniestro ostracismo, y no precisamente como una política de estado sino como una práctica popular. Es triste, pero es cierto que en la extensa y excelente filmografía de Solás no hay una sola vindicación de lo negro en sus figuras concretas; pudiera alegarse su magnífico documental acerca de Wilfredo Lam, en el que sin embargo lo negro se difumina por las referencias esteticistas al África; pero igual esto no es un testimonio crítico sobre Solás, sino una tipificación del comportamiento de la cultura cubana, que se exacerba además en el exilio; por la independencia que adquiere criterio frente a la absolutividad nacional, que se vuelve impotente más allá de sus fronteras.

En todo caso, sí revela esta recurrencia que vela de sospecha todo acercamiento de personas blancas sobre fenómenos negros; normalmente en una actitud protectora, que no hará sino reproducir aquella potestad caritativa de los buenos amos sobre sus vasallos naturales. Sólo así puede comprenderse esta naturalidad con que los blancos lideran los proyectos de y sobre negros, reclamándolos en base a su solidaridad; cuando esta solidaridad en realidad se revierte en créditos y dinero efectivo que les resuelve su estilo de vida, y no alguna preocupación real de los negros.

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