Friday, May 2, 2014

¿Existe un problema negro o un problema humano?

Uno de los graves problemas con confrontan los negros para superar el racismo, quizás sea el de la honestidad con que se enfrenta el problema mismo; esto es, la incapacidad para establecer la naturaleza real del mismo, y por ende elaborar formas eficientes de superarlo. Primero, la más grave dificultad residiría en esa naturaleza teórica que adquieren todos los problemas en el entorno de la postmodernidad; puede que por el valor añadido de la educación que hoy satura la red política de la sociedad, distorsionando las relaciones en que esta se estructura. Producto de eso, toda confrontación entra en un debate interminable y subjetivo que no suele conducir a parte alguna; pero aún detrás de esta dificultad, ya grave de por sí, quedarían los otros problemas de las distorsiones de la historia, a partir de su lectura ideológica.

Eso se refiere a los problemas morales aportados por el Humanismo moderno, que no permite la apreciación de la esclavitud como lo que realmente fue; un sistema de producción no exclusivo —ni mucho menos— de los blancos, que sólo recapitalizaron un negocio africano cuando la demanda sobrepasó a la oferta inicial. Incluso, la condena moral hacia el tráfico de esclavos africanos es parte de una leyenda negra creada y alimentada por el entonces creciente industrialismo; que precisaba pasar a los mismos esclavos los costos y responsabilidad por su manutención, por medio de los bajos salarios, como parte de su refinación de las relaciones comerciales. La asunción de este discurso moral por los negros en su lucha por la reivindicación política los hace entonces inconsistentes en su discurso; al punto de que para ignorar el origen africano del negocio de la trata entre Europa y América hay que ser abiertamente deshonesto, lo que se arregla con las debidas dosis de emotividad y suprematismo… moral.

Eso se junta a otros problemas tangenciales, como la persistencia de cánones relativos propios del Occidente cristiano; haciendo que incluso los negros se sometan de buen grado con motivos artificiales, como la referencia constante a las culturas etíope, abisinia y yoruba; tanto para referirse a la belleza como a la sofisticación política, normalmente imperial de hecho, y filosófica en general. El hecho de que todos estos problemas, tanto en conjunto como individualmente sean insolubles, quizás indicaría que la solución no pasa por los mismos; es decir, quizás pase por asumir la actualidad en su propia complejidad y tratar de solucionarla desde sus propios parámetros, de modo que la reivindicación del negro tampoco pase por el revanchismo. Después de todo, y sabiendo que el ejercicio del poder y las mayorías son relativos, es bastante común reconocer entre los negros el mismo comportamiento que critican; siendo más crítica su propia relación con las minorías absolutas, como en el caso de las mujeres negras lesbianas, por poner sólo un ejemplo.

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