No se ha enfriado el muerto y ya le saltan a la
tumba ávidos, olvidando que el [algún] talento no es prerrogativa —que ya ni el
papa ostenta— para pontificar; sobre todo si es acusando al prójimo, como parece
ser la última especialidad de Paquito de Rivera, buen imitador del castrismo
que reprocha en otros. No hace mucho hubo de publicar una nota disculpándose por
un exabrupto captado en video; y errar es humano y rectificar es de sabios, pero
también es de arrogantes con terror de perder ventas por daños a su propio prestigio.
Antes le pasó a Oscar de León y luego a Paquito de Rivera, es apenas normal y propio
de la arrogancia; pero es triste cuando el talento se usa cono autoridad para sostener
la estupidez y ofender a toda una generación, sobre todo por esa incontinencia
que se ha convertido en un sello nacional.
Va siendo hora de que el llamado exilio histórico,
y ese ilustre vocero suyo que es Paquito de Rivera, comprendan que son sólo eso:
el exilio histórico. Su dolor, sus frustraciones y contradicciones son comprensibles
y respetables; pero también lo son los ajenos, los de esa gran masa que también
es exiliada, y que tiene otras perspectivas sobre el problema común. Execrar como
lo hace en la muerte de Formell es mezquino, por muy libre que sea para batir al
viento su mezquindad; y después de todo, con todo y lo legítimos que sean, no han
sido capaces de aportar una solución; que para todo conflicto hacen falta dos partes,
y es la igualdad lo que no permite que una prevalezca sobre la otra, con su desmoralización.
Es cierto que la orquesta de Formell debe su nombre
a la infausta campaña de los inalcanzados diez millones; juzgarlo por eso, sin pensar
en lo que fue la Cuba de entonces culturalmente, e incluso sin reconocer que fue
una épica plausible que basó su credibilidad en el Humanismo moderno, es estúpido
e hipócrita como todo radicalismo. Prueba al canto de eso último es la webpage que
acogió en Miami este otro exabrupto por su amarillismo político; un grupo de crápulas cuyo talento consiste en manipular el ego de unos cuantos, remedando a la UNEAC
que critican y exacerbando el odio. Todavía, la foto que exhiben muestra a Paquito
y a Formell en Holanda, hacia 1985; ¿dónde estuvo este rechazo purista de
Paquito hacia Formell?, ya hacía rato —menos que ahora— de la zafra del 70, y
si no tuvo para rechazarlo en vivo es cobarde solazarse con el muerto.
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